miércoles, 17 de noviembre de 2010

FOTOGRAFÍA DE MI SEGUNDO CUMPLEAÑOS

Se puede conjeturar que en ese momento era un niño de dos años, fácil deducción por la figura de ese número en el pastel. “Pastel”, creo que hasta los quince años siempre le dije “torta”. Continuando con las deducciones, lejos del terreno descriptivo, ese día era probablemente el quince de septiembre de 1991, como hijo de una familia humilde tenía una fiesta del mismo tipo. ¿Por qué la gente celebra que pase el tiempo? Debería celebrar los logros alcanzados; si pasa un año en el que no tiene nada significativo para recordar, el día de su cumpleaños debería encerrarse a llorar (tiene que ser encerrado, o si no ante los otros, además de ser un fracasado, será alguien patético, y no porque no se deba llorar, en ese caso lo patético es el motivo). Aterricemos de nuevo en la imagen… cerca de veinte vasos plásticos, dos gaseosas de litro, algunos caramelos y la… el pastel. Sin lugar a dudas era un agasajo de pocos invitados ¿sería un barrio pequeño, una zona residencial de jubilados con hijos adultos, o mis padres tendrían pocos amigos? Aún no me otorgo la culpa de la poca afluencia, por esas edades los padres hacen todas las elecciones por los hijos (manía que puede perdurar hasta muera alguna de las partes); así que me limpio las manos. Supongo que era por los pocos amigos de ellos, o más bien algunos enemigos; la señora Esperanza era (y creo que es) una mujer de temperamento fuerte y mucha energía para discutir (siempre le tuve mucho miedo, afortunadamente se fue poco más de ocho años después del registro de esa foto); mi padre es mucho más apacible, creo que piensa mucho pues habla poco; veinte años después de haber tomado esa foto conserva el mismo trabajo que tenía en ese momento, sin duda un buen hombre, alguien podría pensar que conformista, yo digo que estable.
¡La foto! Hace poco se la enseñé a mi abuela, la madre de mi papá (otra mujer buena), me dijo que ella me había regalado esa sudadera; prefiero pensar que fue un alarde de su buena memoria y no de su generosidad. De nuevo… ¡La foto! Ese retrato es una excusa para hablar de otras cosas y para denunciar el terrible vacío que tengo en los recuerdos de mis primeros años de vida.

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