miércoles, 17 de noviembre de 2010

AUTOBIOGRAFÍA

Frann Karlo Farut, ese es el nombre completo que eligió la tía cristiana, incuestionable y todopoderosa de la familia, el día quince de septiembre de 1989, en Bucaramanga, para registrar la nueva vida. Frann constituía el primer hijo de una unión libre muy joven entre Gerardo Páez y Esperanza Estévez. Se podría asumir que como primer fruto de ese amor, a pesar de la humildad del hogar, Frann fue bien recibido. El núcleo familiar aumentó, y en poco tiempo ya habían llegado dos integrantes más, Bráhianth Gerardo que satisfizo las ansias paternas de perpetuar su nombre, y James Aírton que se vio envuelto indirectamente en un accidente mortal de la fórmula uno.
Frann Karlo fue criado en un hogar humilde, con padres explotados por los horarios laborales colombianos que le brindaron mucho tiempo de exploración en los entornos alejados del perímetro del hogar. Afortunadamente, piensa hoy, nunca tuvo invadida su casa por ese aparato casi idolatrado en muchas: el televisor. Esa es una visión reciente, porque en su infancia quería tenerlo, quería hacer parte del club que en los juegos representaba algunos personajes animados. Sin embargo, considera que aunque le faltaron algunas cosas, fue más alegre y afortunado que muchos de los que conoció. Sobre todo, a partir del abandono de hogar materno.
Para la fecha Frann ya tiene veinte años y se halla inmerso en la vida académica, en el mundo de las letras catárticas que envuelven: en la literatura. Es estudiante de Licenciatura en Español y Literatura de la Universidad Industrial de Santander. Aunque piensa que el estudio de las artes humanas es desvalorizado por la sociedad actual y que la labor docente está desprovista de su vital importancia social, desea continuar ese camino para modificar esas concepciones culturales e integrar, de alguna forma, una mirada de carácter científico sobre las artes humanas.
Además de ese reto, desde el 30 de agosto de 2009, el devenir de Frann Páez está integrado por Juan Sebastián Páez Calderón, su propio hijo. Sebastián se ha convertido en el causante de algunas gotas  de sudor que son insignificantes con relación al precio de ver su sonrisa.

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