miércoles, 17 de noviembre de 2010

DESCRIPCIÓN DE MI RETRATO

Nota: este ejercicio de descripción fue hecho mientras se escuchaba de fondo el primer movimiento de la segunda sinfonía de Beethoven.
Un rostro joven, sin arrugas, pero con indicios de las llamadas ojeras (quizás evidencien cansancio). Pelo desordenado, cejas pobladas, sin ningún otro rastro notorio de vello facial, sin embargo se vislumbra un esperpento de bozo naciente y asimétrico. Ojos ni grandes ni pequeños, de color café. Nariz. Labios desproporcionados, irregulares (parecen de personas distintas). El superior es relativamente delgado y de color opaco, mucho más oscuro que el grueso labio inferior, este sí es rojizo (este es el que se ajusta a la convención arquetípica, por lo menos en el color, de como son los labios). Orejas… se dejan entrever, se sabe que están ahí, pero el desorden del pelo las esconde. Tres lunares: uno arriba del labio superior, más próximo a la nariz que al labio. Otro en el pómulo. El tercero está en contacto con una ceja, es casi alcanzado por las hebrillas negras, pero tiene la suficiente fuerza para notarse. Una quijada gruesa, caída. Todo en una piel morena… ¿piel morena? Quizás tenga que ver con el labio grueso.

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